El yacimiento arqueológico de Castell fue descubierto en el año 1935 por Lluís Barceló i Bou, conservador del Museo Cau de la Costa Brava, quien realizó las primeras excavaciones entre 1935 y 1936, previa autorización del propietario de los terrenos. Las siguientes excavaciones se llevaron a cabo entre los años 1943 y 1949 por los arqueólogos Miquel Oliva y Francesc Riuró.
En las excavaciones se han encontrado diversos materiales arqueológicos, como ánforas ibéricas de boca plana, numerosos restos de herramientas para la agricultura y monedas de tres tipos: emporitana, púnica o cartaginesa y romana.
Entre los hallazgos destaca un registro de escritura ibérica, una inscripción sobre una lámina de plomo cuyo texto es de los más extensos que se han encontrado hasta ahora en Cataluña.
En 1996 fue declarado bien de interés por la Generalitat de Cataluña, en la actualidad se conservan en buen estado gran parte de las estructuras arquitectónicas.